¿Somos unos afortunados?
Hace unos días publicamos diferentes iniciativas de asociaciones y estanqueros de las que nos sentíamos orgullosos como colectivo. De los numerosos agradecimientos que nos habéis enviado, queremos destacar la carta que nos escribe el estanquero Rafa Zueco agradeciéndonos su mención en el espacio «Rosas a los sanitarios por Sant Jordi» de nuestro artículo (que podéis volver a leer aquí).
Pero más alla de su agradecimiento, que valoramos muchísimo, queremos compratir esta carta con vosotros ya que consideramos que su opinión va a ser compartida por la mayoría. Unas palabras de orgullo y coraje de un estanquero de Zaragoza, afincado de Barcelona:
Covid19. Es tiempo para el cambio.
Como de un partido de baloncesto se tratase, el covid19 nos ha obligado a pedir un tiempo muerto y detener el reloj del stress al que estábamos sometidos. El planeta entero se obliga a girar más lento para coger un balón de oxígeno y replantearse estrategias del pasado. Prefiero verlo así, que no como un tiempo estéril o perdido. Son tiempos duros para tod@s. Nosotros ya contamos dos clientes muertos por el Covid19 y otro ha salido del hospital después de un mes ingresado en la UCI.
No es tiempo de postureo, ni de palabras forzadas. Es tiempo de acción y dar la cara, ser valiente y no tener miedo. Al menos de cara hacia fuera. Tiempo de ser responsable, de no arrugarse y cumplir el rol que tenemos como concesionario del Estado. No es tiempo para cerrar o reducir la jornada. Es tiempo para asumir que este año los números del negocio no serán buenos y que no haremos vacaciones. Al menos nosotros.
Pero aún así, soy optimista y me gusta ver el vaso medio lleno. Me siento orgulloso de gestionar un estanco y un privilegiado por pertenecer a la red comercial del Estado. Y no nos confundamos, no hablo de política. Soy apolítico. Me siento bien haciendo lo que hago y soy feliz ayudando a los demás. Tampoco soy religioso. Me considero ateo. Y eso que estudié en un colegio de curas. Quizás sea por eso.
Ahora me doy cuenta que no me equivoqué invirtiendo en un estanco. Es un negocio seguro y/o un valor refugio. Aunque también es verdad que no todos los estancos mantienen por igual esta condición. En esta crisis del Covid19 hemos observado como estancos, dependientes en gran medida del turismo o cliente de paso, están perdiendo hasta el 70% de sus ventas, e incluso más. Por el contrario, los estancos de barrio están aguantando bien e incluso están incrementando su facturación. Los estanqueros somos empresarios autónomos y tenemos que asumir que se puede ganar, pero también perder. Es posible que haya compañeros, ajenos a las pérdidas hasta la fecha, que van a sufrir si no han provisionado correctamente reservas voluntarias de todos sus años anteriores con beneficios.
Un buen amigo, que tiene su negocio cerrado, me dice que fui un visionario dejando de la noche a la mañana todo lo que hacía. Un mundo mucho más cómodo y glamuroso, para apostar por un sector más oscuro y sin reconocimiento. Algo muy diferente a lo que hacía, pero no me arrepiento. Querría destacar que éste es un negocio, en el que estando prohibido la publicidad del producto principal, los clientes entran solos a tu estanco desde el primer día que levantas la persiana. A pesar de soportar publicidad negativa en el mismo producto, la gente sigue comprándolo y pagando al contado. A todo esto, ahora hay que sumarle que en caso de crisis sanitaria mundial o pandemia, el Estado te considerará un servicio esencial al mismo nivel que farmacias, bancos y supermercados. No podrás salir a la calle a correr, pero sí a comprar tu tabaco al estanco más cercano. Chic@s, no está mal, ¿no?. No puedes esperar que con estas condiciones el margen comercial sea alto. Así que tendremos que mover, como hormiguitas, montañas de tabaco, así como hacer una correcta gestión del negocio.
Reconozco que en estos momentos mi mayor preocupación es no caer enfermo, al igual que proteger la salud de nuestros trabajadores. 48 horas después que se declara el estado de alarma y tras informarme sobre la manera en la que se propagaba el covid19, ya habíamos instalado en nuestros dos estancos mamparas de metacrilato de un metro de altura ocupando todo el ancho del mostrador. Guantes y gel desinfectante ya habíamos conseguido en abundancia. Sólo nos faltaban las mascarillas, pero no tardamos demasiado en conseguirlas en el mercado negro. Aquellos bares chinos que fueron más rápidos que nosotros en reaccionar, ahora hacían su negocio vendiendo nuestra protección.
Se dice que en los negocios es importante reaccionar rápido ante los problemas. Mi padre, en paz descanse, me enseñó que si no se protege uno mismo, no esperes que lo hagan los demás. Las tabacaleras y su principal distribuidor, los conocidos como “los grandes “, fueron rápidos en ofrecernos soluciones para nuestra protección y, aunque la ayuda se debe agradecer siempre, ésta sólo venía a poner en evidencia nuestra debilidad e incapacidad colectiva, así como su necesidad de mejorar una imagen y confianza debilitada o perdida. Creo que el modelo de relación entre los estancos y los “grandes “ debe cambiar, debe ser de más igual a igual. Pero para que eso ocurra, primero nosotros tenemos que profesionalizar todavía más la gestión de los estancos y funcionar realmente como un colectivo dispuesto realmente a defender los intereses generales.
Los clientes se emocionan con la situación. Son emociones de miedo en muchos de los casos. Parece como si de repente fueran todos más sensibles, personas más civilizadas y respetuosas con las normas. La gente se organiza formando una cola en la calle dejando un espacio entre ellos y entran de uno en uno, sin que nosotros les hayamos dado ninguna orden.
Es tiempo de estar cerca de los clientes, animarlos y generar sentimiento de pertenencia. Es tiempo de crear una comunidad y que los clientes sientan que tu estanco es su estanco más que nunca. A veces puede ser tan fácil como hacer una pregunta sencilla a aquella persona con la que habitualmente nunca habías interaccionado: » ¿qué tal? ¿cómo lo estás llevando? «. Es tiempo de ser útil además de ser rentable.
Es tiempo de demostrar que los dependientes de los estancos no son máquinas expendedoras de tabaco. Esta mañana he colgado un cartel en el escaparate para dar ánimos. La gente se paraba, hacía una foto, me devolvía el gesto con un pulgar arriba. Además para el día de Sant Jordi, 23 Abril, organizamos una acción con el lema » Con vosotros al frente, venceremos «, que ha duró un mes, y que ha consistió en recoger rosas de papel para los sanitarios de los Hospitales de Sant Rafael y Vall d’Hebron de Barcelona como muestra de agradecimiento y reconocimiento. Los clientes han reaccionaron muy bien ante el reto y finalmente repartimos 400 rosas a los sanitarios.
De esta crisis vamos a salir perdiendo todos, pero los estancos no morirán. Es cierto que los beneficios este año no sean los esperados, pero podemos asumirlo con tal de ganar la batalla a este maldito virus.
RAFA ZUECO
EXP 333 BARCELONA