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Cuando se impaga la saca… (III)

Cuando no puedes reflotar tu estanco, la venta es la única salida. Aquí te contamos los peligros que debes evitar antes de que sea tarde.

El camino del abismo, tercera parada

La semana pasada os explicábamos como la mayoría de los clientes se niegan de entrada, a aceptar que el negocio que se compró en que se invirtió no solo dinero si no muchas horas e ilusiones, se ha ido al garete. Se mantiene la ilusión de reflotarlo, poniéndole horas, pero los números, fríos y crueles, nos dirán si esto es posible o es solo que estamos en negación.

Para reflotar un estanco, necesitamos que se cumplan tres cosas:

  • Que el negocio en si mismo exista, o que se pueda reformular el modelo de negocio, con un business plan en que, al menos sobre el papel, salgan los números.
  • Que se tenga financiación propia o externa (bancos) para renegociar la deuda y financiar los cambios
  • Que estos costes valgan la pena en términos de inversión/rendimiento

Si no se cumple una de las tres premisas. Lo que debe hacerse es vender el negocio lo antes posible. Lo antes posible porque cada día vale un poco menos. El valor decrece porque:

  • Es difícil mantener la clientela en una situación de ahogo económico.
  • Se consume tiempo de la credencial
  • El ahogo económico puede llegar a perjudicar fatalmente el negocio.

Los golpes fatales que puede recibir un estanco en esta situación son los siguientes:

  • Embargo de la licencia en el Comisionado que impide la transmisión (hasta su alzamiento por pago) por parte de Bancos, Hacienda o Logista.
  • Deudas con Hacienda y Seguridad Social (que también van a impedir la transmisión)

En este punto, la venta se pone muy complicada puesto que el comprador deberá avanzar parte del precio para pagar las deudas que impiden la transmisión y el dinero es muy miedoso. ¿Y si pasa algo y no nos dan el cambio de nombre? La transmisión se ha complicado pero el negocio aun funciona, mal que bien.

  • Embargo de cuentas y de ventas con tarjeta y embargo de recaudaciones de los PVR. Estos dos embargos vienen normalmente de Hacienda y acaban paralizando el negocio.

En este punto, seguir trabajando es muy complicado. Renunciar al segundo canal y cobrar solo en efectivo. La resistencia numantina. El negocio pierde clientela y por tanto valor, pero sigue siendo cuando menos, una licencia con una ubicación y unas instalaciones.

  • Perdida del local por desahucio por falta de pago de la renta. Esto supone que ya solo queda una.

Este es un poco el final del desastre. Se ha perdido el negocio, la ubicación y las instalaciones, queda solo una licencia (que podría colocarse a 1.500 metros desde el actual punto, a menos de 150 de otro estanco). Es el valor residual que podría hacerse efectivo si no existe embargo trabado sobre la licencia en el Comisionado.

En resumen, algunos impagos son avisos que no hay que dejar pasar. Los humanos nos empecinamos y tomamos decisiones erróneas, mejor consultar a alguien que conozca el tema y pueda analizarlo desde fuera. Lógico. Y difícil.

X. Tamareu

Abogado 19118

Cuando se impaga la saca… (II)

Tras el impago de la saca, hay tres caminos posibles. Descubre cómo actuar para salvar tu estanco o minimizar las pérdidas cuanto antes.

El camino del abismo, segunda parada

La semana pasada os explicábamos como el estanquero en muchas ocasiones empieza a ver el abismo cuando devuelve la saca, y que es en ese momento en que busca ayuda, acude a nosotros (podéis leerlo aquí)

Comentábamos que a pesar de que lo óptimo sería parar mucho antes, la mayoría de humanos nos resistimos tanto como podemos a aceptar que un negocio nos está yendo mal y perseveramos y perseveramos lo cual muchas veces no hace más que incrementar las pérdidas.

Como cada caso es un mundo y las situación de unos y de otros, su patrimonio, su nivel de endeudamiento, su edad incluso, no son las mismas, la visita inicial en estos casos, buscará también conocer todas estas circunstancias, todos los números concretos, y las situaciones que permitan hacer un análisis de viabilidad (o inviabilidad) y aconsejar cómo proceder. Normalmente esto conducirá a tres situaciones:

  • Plan de viabilidad y reflotamiento del negocio: Existen mecanismos que en algunos casos permiten reflotar un negocio, si el negocio existe o puede existir, es decir, si puede llegar a tener una cuenta de explotación interesante. Al menos lo suficientemente interesante para justificar la operación.
  • Venta del negocio: Cuando no hay ninguna otra salida real, el estanquero deberá vender y rápido. Antes de caerse. Todavía conserva el local, la ubicación con sus instalaciones, todavía el segundo canal… Firma el reconocimiento de deuda y Logista le pone paciencia, hay que reconocerlo. Los bancos no se lanzan a embargar hasta que se han devuelto unos cuantos recibos. Aún nadie ha embargado la licencia en el Comisionado. No tenemos deudas con Hacienda o la Seguridad Social o todavía pueden aplazarse…
  • Continuar y aguantar: Ponerle horas. Con trabajo todo se remonta. Despedir a los trabajadores. Retrasarse en los pagos. Ir pagándole a Logista poco a poco. A golpe de riñón. Es lo que nos enseñaron, la gente que trabaja tiene premio. Es un esfuerzo titánico y el contador de los intereses no para nunca.

Imposible alcanzar a todo, así que habrá que priorizar. Depende qué se priorice, pero el tabaco, tener género, es lo que nos hace girar el negocio. Sin saca es muy difícil tener el género suficiente, cualitativa y cuantitativamente para dar el servicio al que el consumidor está acostumbrado. Aunque se vaya a tienda cada día, con la recaudación del día anterior, esta defensa heroica es muy difícil, y costosa, en términos económicos y humanos. Muy difícilmente se conseguirá mantener a toda la clientela (de mostrador y de segundo canal) con las estanterías temblando.

En determinados casos, pocos, puede ser una solución de emergencia, siempre por un periodo breve y con ese plan viable, objetivamente viable, para reflotar el negocio pero sin plan es un mero ejercicio de supervivencia.. Para ganar tiempo.

El problema es que si se empieza a perder clientela, el valor del estanco, empieza a bajar y si no tenemos un plan de viabilidad razonable puede llegar a su suelo (el valor de la licencia) y quizás eso ya no cubra las deudas.

Los meses inmediatamente posteriores al impago de la saca son esenciales. Debe actuarse y rápido. El cliente muchas veces aún está impactado, sorprendido por la situación, por como de rápido se le está cayendo todo, pero debe sobreponerse. Si no puede salvar el negocio, cuando menos debe minimizar las pérdidas de la inversión.

X. Tamareu

Abogado 19118

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