Desde 1998 el sector de los estancos viene regulado por el marco normativo que creó la Ley 13/98 y su posterior reglamento. Todo el funcionamiento, derechos y obligaciones de los estancos está regulado allí; desde el 8,5% de premio que cobramos hasta los cambios de emplazamiento, desde las infracciones y multas hasta los puntos de venta con recargo, desde el cierre por vacaciones hasta el sistema de creación de nuevas licencias, … todo lo que os ha pasado en los últimos 22 años tiene su origen en esta ley de 1998.
Empiezo por ahí porque a veces no nos damos cuenta de la trascendencia de las cosas.
El gobierno ya anunció su intención de reformar la Ley que en esta veintena de años ha quedado obsoleta. Abrir una de estas leyes, es como abrir la caja de Pandora. Supone abrir un debate entre la idea que pueden tener los técnicos del Ministerio y los sectores afectados a quienes se debe consultar dentro del procedimiento. ¿Y quienes son los afectados? Fabricantes (marquistas), distribuidores (Logista, Comet, …), estanqueros y puntos de venta con recargo. Toda la cadena. Tal como está montado el sistema español, el gobierno, el ministerio, dialogará con estos sectores a través de sus representantes. Podemos imaginar que las marcas y Logista se representarán a si mismas, pero ¿quien representa a los estanqueros?
¿Quién hablará, presentará propuestas o discutirá los borradores, presentará alegaciones, se reunirá con partidos políticos, … en nombre de los estanqueros?
Como los sindicatos hablan en nombre de los trabajadores y las patronales en nombre de las empresas, la UNION DE ASOCIACIONES PROVINCIALES DE ESTANQUEROS DE ESPAÑA representa de manera oficial (legalmente) a los estanqueros. En estos años hemos visto que en el colectivo hay gente muy critica con las asociaciones y gremios y en especial con la Unión. No voy a entrar a discutir si llevan o no razón, que seguro que mucha la llevan, pero el sistema está montado así y para bien o para mal, si las asociaciones no son representativas (como los sindicatos) es básicamente culpa nuestra. Todos los estanqueros pueden asociarse a sus asociaciones provinciales, todos los asociados pueden presentarse a presidente, todos pueden votar. Los presidentes que eligen al presidente de la Unión, los elegimos nosotros. Este es el sistema. Si la mayoría opta por no estar asociado, deja estas decisiones en manos de unos pocos. Quien calla otorga. Y después a protestar enérgicamente, a llenar las redes sociales de improperios (y verdades como puños también) pero ya no sirve de nada. Ya hemos perdido la mano. Los que creen que no funciona bien deberían entrar y no salir. Al final sólo cuenta la voz de los que están dentro. Los demás gritan desde la calle, pero no se les oye. Los muros del sistema son muy gruesos. No, esto no es una crítica, es una descripción de lo pasa. Simplemente.
Volveremos de vacaciones y se iniciará un proceso que marcará nuestro futuro para los próximos veinticinco años. Posiblemente la Unión gestionará este proceso con su clásica filosofía de “trabajar calladamente en favor del colectivo” que al final, como pasó en el estado de alarma, se traduce en una falta total de transparencia sobre las propuestas que se presentan y discuten, los objetivos que se persiguen o los trabajos que se realizan. Suponemos que tampoco esta vez se informará al colectivo, ni mucho menos se le consultará, pero como bien está si bien acaba, le deseamos a la UNIÓN la mejor de las suertes, en sus manos estamos.