¿Quién usa productos sin combustión… y cómo los consume?
Adultos formados y exfumadores lideran el consumo de productos sin combustión. Descubre quiénes son y cómo los usan realmente.
Retomamos la serie sobre la percepción social de los productos sin combustión, basada en el informe elaborado por 40dB, para seguir analizando qué piensa la sociedad y cómo evoluciona este mercado. Después de hablar de prioridades políticas, del papel informativo del estanco y del desconocimiento general, toca responder a una pregunta clave: ¿quién los consume y cómo lo hace?
Jóvenes, formados y con historial como fumadores
El estudio revela un patrón claro: los productos sin combustión —vapeo, tabaco calentado o bolsitas de nicotina— son más populares entre personas jóvenes-adultas, con un peso notable en la franja de 25 a 45 años. En términos de formación, predominan quienes tienen estudios medios o superiores, lo que sugiere un perfil con mayor acceso a información y predisposición a probar alternativas al tabaco tradicional.
Otro dato revelador es la procedencia de estos usuarios: el 78 % eran fumadores antes de dar el salto. Esto confirma que no se trata de un fenómeno masivo entre no fumadores, sino principalmente de adultos que buscan otras opciones. Los no fumadores representan un porcentaje muy reducido y, en su mayoría, se acercan a estos productos por curiosidad esporádica más que por hábito.
Un consumo más ocasional que el tabaco
Los hábitos también marcan la diferencia. El uso de productos sin combustión tiende a ser más ocasional y menos intenso que el tabaco tradicional. Muchos usuarios los emplean en contextos concretos —sociales, en casa o en entornos donde no se puede fumar— más que de forma continua. Esto repercute en los patrones de gasto, la frecuencia de compra y, sobre todo, en la percepción del riesgo.
Un canal orgánico para un perfil definido
Con un consumidor más joven, informado y, en gran medida, exfumador, el estanco sigue siendo un canal orgánico de confianza para orientar sobre opciones legales y seguras. Este perfil, más proclive a buscar información y comparar, convierte al punto de venta en un actor clave para acompañar la experiencia de uso.
Termina así una radiografía completa de quién consume, cómo lo hace y qué esperan de un mercado en plena transformación.