Holanda se pasa de frenada y compara la nicotina con el crack
Una campaña antinicotina radical incluye medidas extremas, polémicas declaraciones y un efecto claro: más contrabando y pérdida fiscal.
Mientras algunos países apuestan por estrategias de reducción de daños, Holanda ha decidido endurecer al máximo su política contra la nicotina. Con medidas que van desde prohibiciones hasta comparaciones alarmistas, el Gobierno neerlandés ha lanzado un plan que busca erradicar el vapeo y el tabaco en una generación. Pero los datos empiezan a mostrar una consecuencia no deseada: el auge del mercado negro.
Una batería de restricciones sin precedentes
La propuesta es clara: aumentar la edad mínima de compra de productos con nicotina de 18 a 21 años, eliminar sabores, imponer envases genéricos, limitar la venta en línea y reducir los puntos de venta. Todo ello con un objetivo ambicioso: conseguir una generación libre de humo y nicotina para 2040.
El secretario de Estado Vincent Karremans, impulsor del plan, lo ha acompañado con una inversión de 3 millones de euros en una campaña de concienciación dirigida a padres. Pero su frase más polémica ha sido esta:
“La nicotina es la droga más adictiva después de la heroína y el crack.”
Una afirmación que ha desatado la crítica de expertos en salud pública y organizaciones internacionales como la World Vapers Alliance (WVA), que denuncian un enfoque alarmista, poco científico y contraproducente.
El mercado negro responde… y se dispara
Las consecuencias de este endurecimiento no se han hecho esperar. Según datos recogidos por medios sectoriales, basados en el análisis de 7.000 colillas recogidas en Países Bajos, el 39 % del tabaco consumido procede del extranjero, principalmente de Alemania y Bélgica. Además, un 5 % eran falsificaciones. (Fuente: Tobacco Asia, junio 2025)
Esto significa que 4 de cada 10 fumadores holandeses ya están comprando fuera del país. El dato es demoledor: el tabaco legal pierde terreno y el control sanitario y fiscal se diluye.
Además:
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El consumo de tabaco ilícito en Países Bajos se duplicó en 2024, del 9,2 % al 17,9 % del mercado total.
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Esta explosión del mercado negro representa más de 1.100 millones de cigarrillos ilegales adicionales, con una pérdida fiscal estimada de unos 900 millones de euros.
Y por si fuera poco, una operación internacional liderada por Eurojust desmanteló una red criminal que introdujo más de 1.500 millones de cigarrillos ilegales en contenedores, causando una merma fiscal de 550 millones de euros.
¿El vapor como enemigo o como oportunidad?
Mientras Holanda cierra filas, países como Suecia, Reino Unido o Nueva Zelanda optan por una política más matizada, donde los vapeadores y productos de riesgo reducido se regulan pero se presentan como herramientas útiles para dejar de fumar.
Comparar el vapeo con el crack no solo es científicamente incorrecto, sino que puede alejar a muchos fumadores de alternativas que sí han demostrado ser eficaces en la reducción de daños.
¿Prohibir o convencer? Esa es la cuestión
El verdadero dilema es estratégico. La intención de proteger a los jóvenes es legítima. Pero aplicar un enfoque exclusivamente restrictivo, sin matices ni alternativas, lleva al fumador al margen del sistema y empuja las ventas al mercado negro o al extranjero.
La salud pública no puede basarse solo en prohibiciones. Necesita regulación inteligente, campañas educativas realistas y cooperación con los canales legales.
Conclusión: prohibir sin alternativas tiene un coste
Holanda quiere erradicar la nicotina. Pero en su intento, está perdiendo el control del mercado, desplazando el consumo hacia el extranjero, abriendo la puerta al contrabando y debilitando su recaudación fiscal.
Reducir el tabaquismo sí. Pero con inteligencia, no con alarmismo. Y sobre todo, sin criminalizar al fumador ni a quienes tratan de ayudarle a dejarlo.