¡Subasta inminente de licencias de estanco!

Hacienda no va a esperar a que se apruebe la nueva Ley del tabaco, tendremos subasta este mismo mes de julio.

Lo normal hubiera sido culminar el proceso legislativo con una subasta. Así se hizo cuando se aprobó la actual ley en el año 1998, seguida de su correspondiente reglamento un año después y, por último, el posterior concurso. Esa parecería ser la secuencia lógica. Porque todas esas nuevas licencias de estanco recién salidas del horno no sabrán a ciencia cierta bajo qué reglas trabajarán. La legislación actual está en pleno cambio y su desenlace final está por ver. Pero sus razones tendrán. No cuestan de imaginar.

La cuestión es que este mes habrá subasta, la primera de todas. Hay quien dice que va a ser «de prueba», a ver cómo sale. Hasta el momento, las nuevas licencias de estanco se creaban por concurso público; ahora manda el dinero: quien más paga, se la lleva. Aunque, claro está, deberán cumplirse los requisitos que la ley exige para ser estanquero ¡faltaría más!

Mientras tanto, crucemos dedos y esperemos que no sean muchas; esperemos que no sean en nuestro municipio… Pero son las reglas del monopolio.

Parecería lógico que, antes de crear nuevas concesiones, se permitiera a las expendedurías con baja rentabilidad trasladarse a otros puntos más allá de su municipio. Una propuesta realmente lógica y razonable que el sector ha venido defendiendo. Una posición que defendimos y compartimos.

No se entiende que se creen (se subasten) nuevas licencias de estanco cuando las hay que no son rentables. O sí que se entiende: les fastidia el negocio (el suyo). Permitir que un estanco se traslade a un lugar donde el negocio será rentable —incluso muy rentable— es eliminar un posible punto de subasta. Y una subasta es para sacar dinero —el máximo posible.

Es el concepto. Seguid atentos a la pantalla y agarraos, que vienen curvas.