La Asociación Española de Puntos de Venta con Recargo (AEPVR) ha interpuesto una querella contra Luis Gavira Caballero, presidente del Comisionado para el Mercados de Tabacos (CMT). Esta asociación que dice representar a más de 50.000 bares asegura que el Comisionado les está cosiendo a multas por no suministrarse de uno de los tres estancos más cercanos. Lógico; bienvenidos al club de la multa. Argumentan que cuando ninguno de los tres estancos más cercanos quiere subministrarles se ven obligados a saltarse la ley. Que ya han retirado máquinas de más de 50.000 bares de España en los últimos años.
Cada uno cuenta el cuento según le interesa, ya se sabe, pero hay un problema en el segundo canal que va creciendo y creciendo gracias en parte a que el comisionado ha decidido que, si lo ignora, no existe. Y al final va y explota. Como siempre.
Dos más dos son cuatro. Y cuatro son los factores que han propiciado la crisis.
El primero por orden cronológico fue la eliminación, o reducción, de las “retribuciones por información de ventas de las máquinas”. Ese era el dinero que renovaba el parque. Lisa y llanamente. Actualmente los volúmenes y márgenes de la inmensa mayoría de los PVR no dan para comprar máquinas nuevas. Y así estamos, reciclando máquinas que debería hacer años que están fuera de circulación.
La segunda, la introducción del sistema de gestión delegada. Los estancos están obligados a servir al segundo canal. Y no creo que haya ningún estanquero, digan lo que digan (cualquiera de los tres más cercanos), que se niegue a vender (servir) a un PVR. Pero solo está obligado a hacerlo en gestión directa. Los estanqueros están obligados a vender tabaco a sus PVR asignados. Si no les venden es denunciable y sancionable.
Máquinas gratis, y con tarjeta
Pero lo que quiere la hostelería no es que le vendan tabaco. Lo que quieren es que le pongan una máquina (gratis) y le hagan el servicio de reponer el tabaco (también gratis). A ver si hablamos claro. Y, sí, es verdad, en muchos pueblos y ciudades no van a encontrar un estanco que se avenga a estas condiciones entre los tres más cercanos. Y como el estanquero no está obligado (¡faltaría más!) a la gestión delegada, el PVR se queda con las ganas. No es que no le sirvan, es que no le sirven como él quiere. Esa es una contradicción de la ley que tarde o temprano tenía que ponerse de manifiesto.
La tercera es un poco más reciente. El confinamiento instaló la costumbre del pago masivo con tarjeta y la mayoría de las máquinas no permiten el pago más que con efectivo. Del mismo modo que se instalaron los billeteros podrían haberse instalado los tpv, pero el estanquero se encontró con que se le desaconsejaba cuando se tratase de gestión delegada por motivos legales que algún día abordaremos…
La rentabilidad, en entredicho
Finalmente, y para resumirlas todas… Gran parte del segundo canal no es rentable. Puede serlo tirando de una máquina antigua que mejor puesta en servicio que en el almacén, o si te lo vienen a comprar o si no cuentas las horas y el trabajo que da gestionar las máquinas. Puede serlo si le pones imaginación. Pero la verdad es que gran parte del segundo canal no paga las molestias, el trabajo, las inspecciones de la Guardia Civil, las multas por canales con poca venta o por errores de precios, la inversión de la máquina y de la primera carga. Por eso cada vez hay más estanqueros centrados en la venta directa al público y en diversificar y aumentar margen. Por eso los bares dicen ahora que ninguno de los tres más cercanos quiere servirles. Servirles como ellos quieren.
La solución es complicada porque llevamos mucho tiempo de pensamiento mágico y los números no cuadran. El Comisionado no puede vivir fuera de la realidad, pero los PVR tampoco. A Sanidad no le gusta nada que existan tantos puntos de venta. Nadie se lamentará por los 50.000 que dicen que se han perdido en los últimos años. El modelo debe cambiar.