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Hoy os traemos la carta de un estanquero, que por motivos propios prefiere quedar en el anonimato, pero que refleja una opinión, aunque no siempre merecida, sí muy extendida sobre el Comisionado. A ver que os parece:
Desde hace ya unos meses que el Comisionado para el Mercado de Tabacos, desde el inicio de esta dichosa pandemia, está bajo mínimos. Desde hace ya muchos meses están pendientes de autorizaciones por cambios de emplazamiento, titularidad,… y toda clase de tramites fundamentales para cientos de personas que decidieron cambiar de ubicación para mejorar su volumen de facturación, adquirir una nueva licencia o hacer una transmisión de la propiedad de la misma. Alquileres de locales, obras de adecuación, instalaciones en seguridad,… todo parado a la espera de su autorización. Inversiones y endeudamiento de muchas familias que han apostado por el estanco como negocio de futuro. Retraso de meses con el argumento principal del teletrabajo para su irrisorio rendimiento. Que suerte tienen ustedes, señores del comisionado, que pueden estar en sus casas mientras los estanqueros están dando la cara, un día tras otro, abriendo sus negocios, atendiendo a sus clientes, arriesgando sus vidas y la de sus familias. ¿Ustedes son conscientes del daño económico que suponen sus eternos retrasos? Imagino que no, que no lo son.
Uno de los indicadores más evidentes del nivel de desarrollo de una sociedad sin duda es el trato que el estado y sus estructuras de control y gestión, otorgan a sus ciudadanos. Una estructura pública, sea cual sea, debe tener como objetivo y finalidad el servicio al ciudadano que es el que las paga con sus impuestos y espera que las estructuras de gestión públicas y los funcionarios que las regentan, administran y representan, lo hagan con lealtad, objetividad y vocación de servicio público. Cuando los papeles se intercambian, cuando la gestión pública se convierte en un actor que entorpece, ralentiza y toma decisiones arbitrarias sobre el trabajo de los ciudadanos sin importarle las consecuencias de sus decisiones, o en este caso, de las NO decisiones sin mayores consecuencias, con una impunidad y una prepotencia impropia de una sociedad moderna, es que a este país le falta mucho por recorrer. Este talante en la gestión pública recuerda otros tiempos y otros lugares.
Entendemos que estén ustedes en sus casas, no se preocupen, los estanqueros y la sociedad civil trabaja todos los días en la economía real para que todas estas estructuras a las que ustedes pertenecen puedan existir. Pero no olviden nunca una cosa, ustedes trabajan para administrar y gestionar los recursos públicos, que son de todos. Son ustedes los que deben mostrar como mínimo, en estos momentos tan difíciles para todos, un mínimo de empatía, de arrimar el hombro con la ciudadanía. Si no lo hacen, si se van de vacaciones con todo ese trabajo pendiente sin mirar atrás, ni siquiera de reojo, allá ustedes. Nosotros seguiremos luchando, cada uno desde su trinchera. Por todos, también por ustedes.