Los estancos pueden cambiar de lugar siempre que lo quieran y allá donde más le convenga, eso sí, con algunas restricciones.
Todo y la posibilidad del cambio, la normativa nos dice que las expendedurías están sujetas a algunas limitaciones a la hora de hacer un cambio de ubicación:
- Sólo se pueden reubicar dentro de su municipio.
- Sólo se pueden desplazar 1.500 metros a contar desde el lugar actual y hasta la nueva ubicación.
- No pueden acercarse a los vecinos menos de 150 metros, y a las escuelas menos 100.
Así lo establece el artículo 39 del Reglamento del tabaco (que podéis encontrar en la página 135 del Manual jurídico del estanquero, editado por la Federación y del cual recibisteis un ejemplar), muy bien… Pero quizás ahora nos preguntaremos: y todo esto, como se aplica?
Desde un punto de vista puramente matemático, si se cumple con el requisito en lo referente a las distancias, nuestra reubicación se aprueba; y si no es así, se deniega. Así de sencillo. No se tienen en cuenta criterios de valoración más subjetivos cómo si la zona ya está llena de estancos, o el qué ganan los que ya están o si la zona que se abandona queda sin abasto de tabaco y timbre. Lo que prima son las distancias!
Cómo medimos las distancias?
Primeramente, hay que entender que todas las mediciones se tienen que hacer en distancia de peatón; esto es: el trayecto más corto andando, y respetando las señales de circulación. Esto hace variar nuestra percepción de una distancia, está claro.
Se puede dar el caso, por ejemplo, que en las calles de peatones donde podamos andar en diagonal, la distancia salga más corta. En cambio, nos puede pasar que del estanco de la acera de delante nos salga una distancia medida mucho más lejana porque para llegar hay que cruzar una vía donde tenemos que ir a buscar el paso de peatones calle arriba (o calle abajo)…
Cuando las distancias certificadas por el técnico colegiado, el arquitecto, el aparejador, son muy «justas», el Comisionado para el Mercado de Tabacos lo pone de manifiesto a las asociaciones más representativas. En Cataluña, lo comunicará a las uniones provinciales Estanquers de Barcelona (UPEB) y Lleida (UPELL), y a los gremios provinciales de Estanquers de Girona y Tarragona. Las cuatro son las asociaciones que forman la Federación Catalana de Estanquers. La asociación correspondiente emitirá una opinión favorable o desfavorable al cambio.
También se puede dar que sea finalmente el mismo Comisionado que decida hacer la medición y nos envié un funcionario a pasear con el carrete.
Normalmente, para ir sobre seguro, aconsejamos que las distancias con los estancos sean de unos 200 metros o más, y que el cambio sea de menos de 1.400 metros. Un paso de peatones de mal cruzar puede ser decisivo. Y un error aquí nos puede costar mucho dinero, porque a menudo, por presión, ya estamos pagando el nuevo local antes de obtener el visto bueno respecto a las distancias, y por si no hemos ido muy asesorados, quizás ya hemos realizado incluso obras.
Últimamente estamos tramitando muchos cambios de emplazamiento. Al margen de los cambios forzosos o por finalización o resolución avanzada del contrato de alquiler, la mayoría son cambios que buscan una mejor ubicación.
Desde el pase, (pase?), crisis, las calles secundarias han perdido mucho, y el comercio minorista se está concentrando cada vez más en calles específicas y en los centros comerciales.
Cambio de ubicación… cambio de modelo de negocio?
Por otro lado, los cambios en el negocio del segundo canal lo hacen mucho menos rentable, en algunos casos nada rentable. Todo esto, sumado a la modificación legislativa que permite la diversificación de los productos, ha animado algunos expendedores a cambiar el modelo de negocio y probar de montar una tienda, aquello que ahora dicen comercio minorista de proximidad, en un lugar comercial y trabajar los otros productos.
No es trabajo fácil. Los otros productos se trabajan en régimen de competencia, y los estanqueros, evidentemente, estamos habituados al monopolio minorista. Hay que seguir otras reglas. Hay que saber comprar, saber exponer y saber vender. Los estancos que se sitúan en el centro de las ciudades, por ejemplo, compiten con una oferta comercial basada en franquicias que tienen científicamente estudiados los comportamientos del público y los hábitos de compra. Todo el producto está expuesto de manera consciente en un lugar preciso del recorrido de compra diseñado por cada tienda, a una determinada altura, colocación e iluminación. Incluso el sonido, la música y el olor, están pensadas.
Con todo esto los estancos vamos muy atrás. Somos, como mucho, tenderos clásicos. Pagar un estudio de marketing lo consideramos simple y puramente tirar el dinero. Pero nuestra supervivencia depende en gran parte que sabemos adaptarnos a las nuevas tendencias.
Si con una reforma en base a un buen estudio de marketing incrementáramos, pongamos, un 30% las ventas otros productos —que tienen un margen comercial considerable—, aprovechando todavía la entrada que tenemos de público para comprar tabaco… no sería esta una excelente inversión? No sería mejor que tenerlos a una entidad al 0,0002%?
Pues quizás ahora es el momento! El momento de aprovechar que todavía somos de las tiendas donde más gente entra cada día, para mirar de diversificar. Seriamente. Profesionalmente. Diversificar antes de que la progresiva e inevitable (y esperamos que lenta) bajada de las ventas de tabaco nos traiga a aquel punto donde ya no es rentable que más del 95 % de la caja sea de expedición de tabaco.
Autor del texto: Xavier Tamareu – Abogado