El pago en efectivo sigue siendo el rey, pero ¿existe un límite en el pago con monedas? Descubre qué dice la ley y evita discusiones
Todos hemos vivido esa situación incómoda. El cliente llega con un puñado de monedas y te pregunta: «¿Puedo pagar con esto?«. Como estanquero, ¿estás obligado a aceptar tantas monedas? Vamos a analizar el uso actual del efectivo y sus límites.
Los españoles se resisten al pago digital
Aunque las opciones de pago digital han crecido, el efectivo sigue siendo el rey en España. Según datos del Banco de España, el 60 % de los españoles aún prefieren pagar con dinero en efectivo. Sorprendentemente, un 65 % lo usó a diario durante el último año.
A pesar de que la pandemia impulsó el uso de tarjetas y pagos móviles, las monedas y billetes han vuelto a ganar terreno. Entre 2022 y 2023, el efectivo se consolidó de nuevo como la opción favorita de muchos. ¿La razón? La comodidad, el hábito y la mayor privacidad que ofrece.
La importancia de la edad en el uso de las monedas
Las cifras varían según la edad: el 76 % de los mayores de 65 años prefiere pagar en efectivo, mientras que solo el 36 % de los jóvenes de 25 a 34 años lo hace. Además, los estudios también influyen. Quienes tienen estudios primarios optan por el efectivo en un 74 %, frente al 44 % de los que tienen estudios superiores.
Pero, ¿qué pasa cuando un cliente llega con un montón de monedas?
La ley está de tu lado
La Unión Europea, con la Directiva 2169/2005, pone un límite muy claro. Según el artículo 11 de este texto, nadie está obligado a aceptar más de 50 monedas en una única transacción. Así es, ¡50 monedas!
Imagina contar más de eso en plena hora punta. ¡Una locura! Por suerte, la ley te protege y puedes negarte sin problemas obligando al cliente a elegir otro método de pago para abonar el producto o servicio que pretende adquirir.
¿Y por qué 50 monedas?
El número no es casual. La UE buscó un equilibrio entre permitir el uso de efectivo y evitar abusos. Al final, aunque las monedas son dinero de curso legal, contar decenas de ellas puede retrasar tu día. No se trata de ser descortés, sino de eficiencia. En un estanco, donde el tiempo es oro, cada segundo cuenta.