Los organizadores del encuentro sobre la reducción de daños por tabaquismo, «THR Summit Spain 2023», avalado por prestigiosos científicos y médicos vieron como la Universidad Rey Juan Carlos se retiraba como sede tras «un aviso» del Ministerio de Sanidad. El congreso se acabó realizando en formato online.
El concepto de reducción de daños es la nueva batalla del sector. El gobierno no quiere ni oír hablar de reducción de daños o alternativas sin humo, para ellos todo es lo mismo, todo es dañino. Para Sanidad, el tabaco calentado y los vapers son solo otras formas de fumar. Tanto es así que a éstos últimos va a meterlos en el monopolio junto con el tabaco. Y les pondrá también los mismo impuestos especiales y limitaciones de venta. Su idea es la ASIMILACIÓN. Asimilar totalmente estos nuevos productos al tabaco. Una idea respetable y válida, pero ¿le da derecho a censurar las voces científicas discrepantes?
Las declaraciones de los organizadores del congreso describen claramente la situación «En los últimos días se ha producido un incomprensible boicot contra el Congreso sobre Tabaquismo que estaba previsto que se celebrara el 23 de febrero en la Universidad Rey Juan Carlos […] Lo sucedido en los últimos días con el boicot al Congreso demuestra que existe un gran interés en que no se conozca la realidad científica […]».
Parece que la apuesta del Gobierno por la ASIMILACIÓN DE ESTOS PRODUCTOS INNOVADORES en la nueva Ley no aguantaría discrepancias científicas.
Lo cierto es que desde el sector se está impulsando con mucha fuerza la idea de las “alternativas menos dañinas«. Y parecería que da un poco de miedo que la gente conozca. El doctor Ignacio González Suárez, director científico de PMI, lo resumía hace unos días del siguiente modo: “Se trata de proporcionar a aquellos fumadores adultos que van a continuar haciéndolo alternativas libres de humo, alternativas que la ciencia confirme que son una mejor opción a la de continuar consumiendo cigarrillos. De esta manera se puede reducir el número de fumadores al tiempo que se limitan los daños asociados al cigarrillo.”
El argumento es difícil de rebatir. Quizás por eso se ha optado por censurarlo (o cuanto menos esconderlo). La cosa no quedará aquí. El debate de las opciones alternativas sin humo y por lo tanto, según se demuestre científicamente, menos nocivas, seguirá.