Creíamos que el efectivo era cosa del pasado… hasta que la realidad cambió las reglas. Descubre por qué vuelve a ser imprescindible.
Del sueño digital a la realidad tangible
Suecia soñaba con una sociedad sin efectivo. En 2018, se predijo que para 2025 el país estaría completamente digitalizado. Parecía el futuro perfecto. Pero, siete años después, la utopía se tambalea.
Hoy, solo 1 de cada 10 compras se hace en efectivo. Tarjetas y pagos móviles dominan el mercado. Sin embargo, el contexto global ha cambiado. Guerra en Europa, incertidumbre en EE.UU. y miedo a ataques cibernéticos han puesto en jaque la seguridad financiera.
La amenaza invisible: cuando lo digital no es infalible
El gobierno sueco ha tomado cartas en el asunto. En noviembre, envió un folleto a todos los hogares con un mensaje claro: hay que volver al efectivo. La razón es simple: en caso de crisis o guerra, el dinero digital podría no ser accesible.
El Banco Central de Suecia ha reconocido que la eficiencia en los pagos ya no es suficiente. Ahora, seguridad y accesibilidad son igual de importantes.
Noruega también recula: el efectivo vuelve a ser ley
Suecia no es el único país en retroceder en su camino hacia la digitalización total. Noruega también ha dado un paso atrás. Su gobierno ha aprobado una ley que obliga a los comercios a aceptar efectivo.
El mensaje es claro: depender solo de lo digital es un riesgo. Ataques cibernéticos, fallos tecnológicos o crisis pueden dejar a la población sin medios para comprar lo básico.
Conclusión: el efectivo nunca pasa de moda
Mientras algunos aplaudían la llegada de una sociedad sin billetes ni monedas, la realidad ha demostrado que el efectivo sigue siendo crucial. Cuando lo digital falla, el dinero físico sigue siendo el último recurso.
El mundo más avanzado en pagos digitales ha tenido que dar un paso atrás. Y con razón. Al final, la seguridad vale más que la comodidad.
Y en tu estanco… ¿Qué porcentaje de pagos en tarjeta tienes?