Si has devuelto la saca de tu estanco, no todo está perdido. Actúa rápido y salva el valor de tu licencia. ¡Descubre cómo hacerlo aquí!
Muchos clientes no piden visita con nosostros hasta que impagan la saca. Es una lástima porque generalmente es demasiado tarde para salvar el negocio aunque aun estamos a tiempo de no perderlo todo.
Es decir, el cliente ya lleva tiempo caminando hacia el abismo y ahora lo vislumbra por primera vez, se está acercando, pero aun no ha caído. Es la primera etapa del via crucis que lamentablemente le espera..
No es que no lo viera venir, señales las había. Las alarmas ya hace tiempo que están disparadas cuando se devuelve el recibo. Pólizas desbordadas, comisiones de descubierto, aplazamientos de impuestos…
Los estanqueros que nos contactan, reconocen que ya llevan tiempo rascando de aquí y de allí para evitar el impago. Pero lo cierto es que la mayoría no se rinde hasta que cae. Hasta que el estanco se cae.
Es la inteligencia humana, emocional, somos así. No se trata de cálculos y números sino de toda la ilusión y el sentimiento que pusieron en ese negocio. Toda las horas, las preocupaciones, la parte de la vida invertida.. todo eso se entremezcla e impide hacer un análisis objetivo de la situación. No vemos lo que nos negamos a ver.
Pero cuando se devuelve el recibo de la saca, cuando ya no se puede seguir negando el problema porque el suministro está en peligro, cuando uno ya ve el abismo, se acabaron las excusas; debe de intentar frenar por todos los medios.
El problema es la inercia… corriendo en bajada no es fácil frenar.. cuando el estanco se cae ya lleva mucho tiempo acumulando pérdidas. Las pérdidas son la piedra que nos caerá encima. Como el Coyote persiguiendo al Correcaminos. Primero cae él y luego viene la piedra y le aplasta. Es una imagen cruel y precisa.
Pero esa piedra enorme, esas perdidas ya acumuladas, no son algo tan fácil de ver como parecería. La financiación bancaria unida a la saca financiada de Logista oculta muchas de esas pérdidas. La gente no empieza a alarmarse hasta que no puede pagar pero para entonces ya se ha comido toda esa financiación. Como mínimo el importe de dos sacas y el importe de las pólizas, alguna cuenta en descubierto, y normalmente también, un aplazamiento fiscal. A lo peor algún préstamo personal que se pidió para comprar el estanco y financió también las existencias iniciales o que ya ha refinanciado una póliza de crédito que se sobrepasó.
Es decir que ya sin saca, y sin tabaco, y con un montón de deudas aparece el cliente y confiesa “tengo un problema” pero lleva muchos meses con ese “problema”. Va con mucho retraso. Directo hacia el abismo. Y lo primero, hay que frenar. Pedir parada. Para no caer.
Y aunque parezca imposible, muchas veces aún queda margen para frenar, en estos últimos metros. Aún existe una solución.
El problema es que aquí el cliente debe tener el coraje de afrontar la realidad y no perder más el tiempo no seguir escondiendo las pérdidas con nuevas refinanciaciones que solo engordan la deuda.. La primera visita, con el (frío) análisis de la situación económica y las posibles salidas es esencial.
Puede que exista una posibilidad de reflotar el negocio. Con un plan claro y sin fantasías, existen instrumentos y si la situación no está muy deteriorada, puede conseguirse.
El análisis también puede indicarnos que no existe ninguna posibilidad de refinanciar el negocio o que hacerlo solo incrementaría las pérdidas. Entonces hay que entrar a valorar las pérdidas acumuladas y el valor actual del estanco. ¿Son las perdidas superiores al valor? ¿A que acreedores debería priorizarse? ¿Es aconsejable presentar un concurso?
No es una visita agradable. Ponemos números a la realidad. Y tiempos.
Aquí empieza todo. Los pasos siguientes la semana próxima en este consultorio.
X. Tamareu
Abogado 19118