Primero fue Bélgica, ahora Francia y Reino Unido ya tiene fecha para 2025. ¿Será España la siguiente en prohibir este dispositivo en el futuro?
El Parlamento francés ha aprobado la prohibición de los cigarrillos electrónicos desechables. Con esta decisión, el país sigue los pasos de Bélgica y refuerza su estrategia antitabaco. La medida busca frenar el acceso de los jóvenes a estos dispositivos y reducir el impacto ambiental de sus baterías de litio. Sin embargo, el debate sigue abierto.
Argumentos a favor de la prohibición
Para los legisladores, los «puffs» representan una amenaza doble. Por un lado, el riesgo de adicción entre los jóvenes. Por otro, la contaminación generada por su desecho. «Es un gran avance tanto en salud pública como en sostenibilidad», afirmó la diputada Francesca Pasquini, impulsora de la ley.
¿Puerta de entrada o de salida?
Uno de los principales argumentos para prohibir estos dispositivos es que pueden inducir a los jóvenes a fumar tabaco tradicional. No obstante, estudios recientes indican lo contrario: el vapeo se está convirtiendo en una herramienta para abandonar el cigarrillo, en lugar de fomentarlo. Aunque la preocupación es válida, los datos poblacionales muestran que a medida que aumentan las tasas de vapeo, el tabaquismo entre los jóvenes sigue disminuyendo.
¿Un movimiento global?
Francia no es el único país en tomar medidas drásticas contra los cigarrillos electrónicos desechables. Reino Unido ya ha anunciado que prohibirá estos dispositivos a partir de junio de 2025, siguiendo la misma línea de regulación. Mientras tanto, en España, la discusión sigue abierta y aunque la posibilidad de una prohibición está sobre la mesa, aún no hay una decisión oficial.
¿Un mercado negro en potencia?
Como ocurre con muchas prohibiciones, el riesgo de que surja un mercado clandestino es real. La demanda no desaparece de la noche a la mañana, y los consumidores podrían recurrir a productos sin regulación y de peor calidad.
Impacto en el sector del vapeo
Esta medida también afectará a los estanqueros y distribuidores. La desaparición de los desechables podría provocar cambios en la oferta y en las preferencias de los consumidores. La transición hacia dispositivos reutilizables podría ser una oportunidad, pero también un desafío.
Un debate que sigue abierto
La prohibición de los cigarrillos electrónicos desechables en Francia es un paso importante en su política de salud pública, pero también genera incertidumbre. ¿Servirá realmente para reducir el consumo de nicotina, o empujará a los usuarios a buscar alternativas menos seguras? Solo el tiempo lo dirá.
Por ahora, las bolsas de nicotina han esquivado la prohibición, a pesar de haber sido consideradas en la misma estrategia regulatoria. Sin embargo, el debate sobre su futuro sigue latente, y podría ser también cuestión de tiempo que enfrenten restricciones similares.