Australia vs. Nueva Zelanda: dos estrategias opuestas sobre el vapeo, un solo ganador. ¿Quieres saber cuál? No te pierdas este impactante informe.
Un nuevo estudio revela que las estrictas regulaciones sobre el vapeo en Australia no están funcionando. Mientras tanto, Nueva Zelanda, con un enfoque más pragmático, está viendo mejores resultados en la lucha contra el tabaquismo.
Un estudio que lo cambia todo
Investigadores de Australia y Nueva Zelanda analizaron el impacto de las políticas de vapeo en ambos países entre 2016 y 2023. Los resultados fueron contundentes: en Nueva Zelanda, la tasa de tabaquismo diario cayó el doble de rápido que en Australia.
Datos que hablan por sí mismos
- En Nueva Zelanda, la tasa de fumadores diarios bajó del 14,5% al 6,8%, una caída del 10% anual.
- En Australia, la reducción fue del 5% anual, pasando del 12,2% al 8,3%.
- En comunidades socioeconómicamente vulnerables, el tabaquismo cayó un 12% anual en Nueva Zelanda, mientras que en Australia solo un 4%.
- La población maorí redujo el consumo de tabaco un 16% anual, casi tres veces más rápido que la población indígena australiana (6%).
- Los adultos jóvenes fueron el grupo con mayor caída en el tabaquismo, coincidiendo con el aumento del vapeo.
El mercado negro: un problema australiano
Australia enfrenta un mercado negro descontrolado de vapeo, con redes de venta ilegal cada vez más violentas. Nueva Zelanda, por su parte, no muestra evidencia significativa de comercio ilícito. La diferencia radica en las regulaciones: Nueva Zelanda ofrece acceso legal y controlado a alternativas más seguras, reduciendo el incentivo para el mercado negro.
Un llamado a la acción
Nancy Loucas, coordinadora de la Coalición de Defensores de la Reducción de Daños del Tabaco de Asia y el Pacífico (CAPHRA), lo deja claro: «Este estudio demuestra que las políticas pragmáticas de vapeo funcionan mejor que las prohibiciones estrictas«.
¿Qué deberían hacer otros países?
Nueva Zelanda demuestra que una regulación equilibrada puede salvar vidas. CAPHRA insta a otros países de la región a seguir este ejemplo y adoptar políticas basadas en la evidencia. La salud de millones de personas está en juego.