Estanqueros, ¿compañeros o competidores?

Buena pregunta, ¿quizás ambas cosas?

La distancia que nos encontremos uno de otro parece que será un primer factor a tener muy en cuenta. Así, no hay duda que un estanquero de Vigo y otro de Málaga, son compañeros. Desarrollamos la misma actividad, compartimos las mismas dificultades y problemas, padecemos el Comisionado de igual manera, etc. Lo que no queda tan claro es cuando se reducen las distancias y estamos compitiendo por el mismo mercado local.

Pero no solo la distancia es el único factor. Hemos visto estanqueros muy cercanos en la distancia que tienen una relación magnífica. Se prestan cajas de tabaco, se ayudan, comparten inquietudes y se tratan como auténticos compañeros. Muchos de ellos son amigos. Aunque lo de prestar tabaco, con la trazabilidad tiene los días contados.

Vendemos los mismos productos al mismo precio. El campo de batalla y motivo de discordia suelen ser las máquinas expendedoras de tabaco. Aquí quizá radica la gran mayoría de enfrentamientos y conflictos entre estanqueros. Una vez casi extinguidos los grandes explotadores de máquinas, los llamados maquineros, que se metían hasta en nuestra cocina, parece que nuestros competidores se circunscriben a tan solo los más cercanos. Hay una nueva hornada de nuevos estanqueros que salen a por todas. Han pagado una fortuna por un traspaso de una licencia, tienen préstamos que devolver, y la única fórmula rápida de crecer su facturación es incrementando los puntos de PVR. Cuando ese crecimiento se realiza en buena lid, respetando normas, sin hacer descuentos ni regalos, no hay nada que decir. Si colocan una máquina mejor, si dan un mejor servicio, poco podemos objetar. También somos competidores entre nosotros, aceptémoslo. Si nosotros no lo hacemos, si no invertimos, si no damos servicio, no podemos culpar a los demás por hacerlo. Pero los grandes traspasos de licencias pesan mucho, y crecer rápido comiendo terreno a los demás pasa a menudo, por no jugar limpio con los demás compañeros de tu zona. Y eso genera una terrible impotencia a los estanqueros afectados. Porque al PVR le da igual, el producto es el mismo. Y si el PVR lo regenta una persona de otra nacionalidad, ni te cuento.

Lo que sí debemos tener claro es que la gente que no juega limpio está rompiendo las reglas. Allá cada uno con su conciencia. El problema es que la conciencia, cuando la necesidad apremia, tiene un precio.

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