A finales de los noventa se reformuló todo el sistema legal y comercial del tabaco. Desapareció el monopolio mayorista y el sistema establecido por la Ley del tabaco ha perdurado 25 años, hasta hoy. Pero ley a ley, reforma a reforma, este sistema ha ido cambiando y el resultado es que en la actualidad, los estancos ya no son suficientemente rentables.
En aquel ambiente de agitación, los estancos conseguimos sobrevivir como concesionarios del Estado y mantener la venta del tabaco en régimen de exclusiva. El modelo que surgió en los años noventa nos retorna la imagen del titular detrás del mostrador, expidiendo, despachando el tabaco que le piden sin tener que preocuparse de nada más que de los rifirrafes por el segundo canal, que por aquel entonces llamábamos «competencia desleal».
Poco a poco, los cambios en el sistema han ido mermando la viabilidad del negocio estanquero. Durante los primeros años, el descenso del consumo provocado por las restricciones sanitarias quedó compensado con el aumento de los precios. Menos volumen de ventas, mismos euros. ¡Incluso mejor!, podría pensase.
▪ Con el tabaco ya no hay bastante
Pero en la última década, las ventas han disminuido no solo en número de cajetillas, sino también en euros. Un descenso lento, pero inexorable, inevitable. Podemos intentar frenar la caída, pero el volumen de ventas de tabaco ya no puede remontar.
Nuestro 8,5% de comisión no garantiza suficiente rentabilidad para pagar los crecientes gastos y tributos y dejarnos unos ingresos dignos. Todos conocemos estancos que no levantan cabeza. Estancos que se venden y revenden, una y otra vez, pero no consiguen salir adelante. Estancos que cierran repentinamente. Estancos que ora tropiezan ora se levantan, haciendo cola a diario en Logista, esperando un milagro, que vuelvan los buenos tiempos.
Los buenos tiempos no volverán; no para el tabaco. La lucha de las administraciones contra el tabaquismo va cuajando. Las prohibiciones de fumar, primero en el trabajo, luego en casi todas partes, y pronto también en las terrazas y otros espacios al aire libre que parecían intocables, han reducido notablemente el consumo. «No es bastante», nos dicen en Sanidad. Nunca será bastante, ya lo sabemos. Nos espera el paquete genérico, una nueva ley, y luego, ¡a saber qué se les ocurre!
Pero nosotros tenemos planes. El estanco tradicional es un modelo en transición, que mira hacia un futuro mucho más brillante. Tenemos que abrir nuestras mentes para ver las oportunidades que están por llegar. ¡Os iremos hablando de ello!