El debate sobre los sabores en vapers sigue en auge. Descubre los efectos inesperados que estas prohibiciones están teniendo en todo el mundo
¿Prohibir sabores para proteger a los jóvenes?
Aunque estas restricciones de sabores suelen justificarse con la intención de proteger a los jóvenes, sus consecuencias reales podrían estar generando el efecto contrario, además de perjudicar a los adultos que buscan alternativas al tabaco tradicional.
No todos los sabores están diseñados para atraer a menores; muchos son claves para que fumadores adultos logren dejar el cigarrillo de combustión. Sin embargo, el debate no es tan sencillo. ¿Cómo distinguir entre un sabor “atractivo para adultos” y uno “dirigido a niños”? Este dilema puede ser un punto crítico para los legisladores pero… vayamos a los datos.
¿Qué ocurre en el resto del mundo?
Un análisis reciente presentado por ECigIntelligence en la E-Cigarette Summit de Londres arroja datos reveladores sobre el panorama global. De los 100 países estudiados, el 62% permite los sabores, mientras que solo el 11% los prohíbe directamente. A primera vista, parece que las restricciones de sabores no son una medida popular.
Europa no es la excepción: propuestas en Irlanda, Polonia, Reino Unido además de España apuntan a una tendencia regulatoria más estricta. Y con la posible actualización de la Directiva de Productos del Tabaco (TPD) en 2025, las restricciones podrían generalizarse en toda la Unión Europea.
Cuando se prohíbe, ¿qué hacen los consumidores?
Pero, ¿qué sucede cuando estas prohibiciones entran en vigor? Los datos sugieren que no funcionan como se esperaba. Cuando se levantan muros, los consumidores buscan puertas.
En Países Bajos, por ejemplo, el tráfico en línea hacia webs extranjeras que venden productos de vapeo se disparó tras la prohibición de los sabores.
En Lituania, donde los sabores están prohibidos, la recaudación fiscal por productos de vapeo es mucho menor que en Letonia, su vecina sin restricciones, a pesar de tener una población mayor.
Estas situaciones muestran una tendencia clara: los consumidores no dejan de buscar los sabores, simplemente lo hacen fuera del mercado local. El mensaje es claro: la demanda no desaparece. Solo cambia de canal.
¿Más tabaco y menos alternativas?
Además, estas medidas pueden tener un efecto inesperado en los propios objetivos de salud pública. Un estudio de la Autoridad Sanitaria Danesa en 2020 reveló que, tras la prohibición de los sabores, aumentó el tabaquismo entre los jóvenes.
Y en Irlanda, una encuesta reciente indicó que uno de cada cinco exfumadores que usan vapers volvería al cigarrillo tradicional si se eliminan los sabores. Esto no solo representa un retroceso en la lucha contra el tabaquismo, sino que también subraya cómo las prohibiciones pueden empujar a los usuarios hacia opciones menos saludables.
El peligro del mercado negro
Por otro lado, las restricciones severas podrían fomentar la creación de un mercado ilícito. En España, los consumidores frustrados podrían recurrir a productos no regulados, disponibles en un mercado negro que difícilmente excluye a menores de edad. Esto genera un riesgo añadido, ya que los productos ilegales suelen carecer de los controles de calidad necesarios, lo que pone en peligro la salud de los usuarios y dificulta los objetivos de regulación.
Reflexión final
Las prohibiciones de sabores en los vapers, lejos de ser una solución definitiva, parecen ser un arma de doble filo. Aunque las intenciones pueden ser buenas, las consecuencias no deseadas, como el aumento del tabaquismo, la expansión del mercado negro y el impacto negativo en la recaudación fiscal, son razones de peso para abordar este tema con más cautela. Antes de implementar restricciones drásticas, es imprescindible considerar todas las implicaciones y buscar un equilibrio que realmente beneficie tanto a la salud pública como a los consumidores adultos. Sin duda, prohibir sin analizar a fondo todos estos datos puede ser un paso atrás en lugar de un avance.