Más de un 30 % de los estanqueros opina que un cambio de emplazamiento mejoraría sus ventas, aunque no todo el mundo podría permitírselo si tuviera la oportunidad
En nuestra última encuesta nos interesamos por vuestro parecer acerca de la posibilidad de cambiar la ubicación del estanco y la influencia que ello podría tener en las ventas. Las opiniones han quedado muy equilibradas, con un número similar de votos en cada plato de la balanza. Aun así, otra amplia representación de estanqueros (33 %) «no tendría la posibilidad» de hacerlo en estos momentos.
Así pues, un 34 % de los estancos encuestados opina que «vendería lo mismo» y, de forma opuesta, un 24,5 % cree que «mejorarían sus ventas» y otro 8 % «se lo está planteando». Es decir, a 1 de cada 3 estancos le seduce la posibilidad de un traslado y vislumbra que si cambia de emplazamiento, con las estrictas limitaciones de distancia del Comisionado para el Mercado de Tabacos, la potencialidad de su negocio iría al alza y, por ende, también sus ventas.
Estamos en un periodo de cambio y eso se nota. La reconversión del modelo de estanco obliga a mejorar el posicionamiento comercial, porque el tabaco ya no es suficiente en muchos casos y la venta de terceros productos se ha tornado imprescindible para cuadrar caja. Y para alcanzar ese objetivo, tener esa deseada visibilidad que nos traerá más clientes, más ventas cruzadas, es necesario mejorar la ubicación del estanco —al menos para un tercio de vosotros.
[ads1] Para muchos se trate, quizás, de una salida desesperada e imprescindible —puede que la única—, a pesar del coste y los quebraderos de cabeza que comporta una «mudanza» de tal envergadura: negociar un alquiler o comprar un local, adecuar las instalaciones, adquirir mobiliario para dar cabida a los nuevos productos…
Si con ello logramos revertir la tendencia y aumentar la facturación con productos con más margen, el objetivo se habrá cumplido. Y si no hay más salidas, habrá que probar.