La decisión de Irlanda de incluir en todas las bebidas alcohólicas información sobre los riesgos de salud que implica el alcohol, a ejemplo del tabaco, altera al sector. ¿Será el precedente de una norma general?
Los estanqueros que como producto adicional venden vino u otras bebidas alcohólicas, que no tiemblen todavía. Irlanda, ese país bucólico donde hay ovejas lanudas pastando libremente y una destilería en cada esquina, ha decidido por su cuenta aplicar advertencias sanitarias en toda bebida alcohólica comercializada en su país. Sea de la graduación que sea. Se trata de una ampliación de la norma de la Unión Europea (UE) que obliga a partir del 8 de diciembre de este año a incluir en todas las etiquetas de vino información nutricional y de alérgenos.
Y decimos que lo ha decidido por su cuenta porque se supone que todo país de la UE debe aplicar las mismas normas conjuntamente y tras ratificación. Para eso está el mercado único. Pero “la isla esmeralda” ha dado un paso adelante y de manera unilateral quiere aplicar una ley propia de 2018. Evidentemente, el resto de países no se han quedado de brazos cruzados. La medida irlandesa se ve como un obstáculo más al comercio. Asimismo, las advertencias de riesgo para la salud en toda bebida con cierto contenido de alcohol se ven como una demonización de este producto. Desde algunas entidades españolas que aglutinan a productores de vino se considera que la medida penaliza un producto que, si se toma con moderación, no tiene por qué ser pernicioso. La medida irlandesa no deja lugar a distintos tipos de consumo.
El tabaco como ejemplo
Irlanda ha tomado el ejemplo de las advertencias sanitarias que figuran en los paquetes de tabaco para hacerlas extensivas a toda bebida con cierto grado de alcohol comercializada dentro de sus fronteras. Pero los productores europeos advierten que, si cada país legisla por su cuenta, será un caos de etiquetas y avisos.
Por su parte, España, como país exportador de vino (del que Irlanda es el décimo receptor), ya ha acordado incluir un código QR en las etiquetas con la información que la UE exige a partir de diciembre. De momento, añadir esta información en las etiquetas físicas es opcional. Y no se prevé ampliarla con mensajes alusivos a la peligrosidad de consumir vino o cerveza.
¿Cómo va a terminar?
En estos momentos, la UE tiene sobre la mesa las quejas de varios países que se oponen a la decisión irlandesa. Como toda administración, se prevé un tránsito lento de las alegaciones —la UE tiene hasta 12 meses para responder—. Así que, de momento, “don’t panic”, la cosa va para largo. Lo cierto es, no obstante que Sanidad, los distintos ministerios europeos, la Unión Europea y los expertos varios han empezado a centrar su atención en el alcohol. La batalla será terrible, ya que Europa es un gran productor y todos los países tienen sus alcoholes tradicionales. Esto empieza y no lo paras. El movimiento irlandés es un aviso para navegantes.