Así van las cosas. Unos preocupados de que no nos llegan a tiempo los permisos y tenemos al PVR desabastecido mientras algunos compañeros se dedican a cargar máquinas sin permiso alguno, sin limites de zona, sin vergüenza alguna. Los hay que piensan que las leyes son para los otros y lo que las seguimos somos unos primos.
La Sentencia del Tribunal Supremo ratifica la multa de 156.000 euros que el Comisionado le puso a la estanquera de Balanegra (una única en la costa almeriense entre la capital y Motril) por servir máquinas de tabaco sin permiso.
Siempre me ha parecido muy, muy injusto, que los estanqueros que se cuidan de sacar los permisos a todos los PVR fueran sancionados por haberles caducado uno (a veces de días) o por servir antes de que llegara el permiso (con el impreso pagado de hacia días). Claro, es mucho más fácil coger a la gente que cumple. Sancionar los fallos y los descuidos. Pensadlo bien; quien sabe que el permiso caducó, con un poco de suerte el PVR, el estanquero, si no se despista, y… el comisionado!!!
Que fácil es mandar a la Guardia Civil a ese bar a ver si la máquina está en marcha!. Es como cazar en el Zoo. En cambio, pillar a alguien que no tiene permiso y nunca lo ha tenido, que no está en la base de datos y nunca estuvo, exige un poco más de trabajo, un poco más de iniciativa.
No sé a vosotros, pero esta sentencia me llena de esperanza. Esperanza de que finalmente la inspección del comisionado centre sus esfuerzos en los estanqueros desleales con sus compañeros y deje de utilizar sus extraordinarias multas para recaudar a los que cumplen pero se equivocan. Hemos vistos tantas y tantas multas a compañeros que se les había caducado un permiso, olvidado poner la crucecita de gestión delegada, … y venga son 12.000€, y te perdono tres si lo pagas bajando la cabeza.
Las multas, monstruosas, no se crearon para eso si no para combatir a los infractores reales. Quizá empecemos ahora a perseguir a los malos (de verdad) y dejamos en paz a los incautos. ¡Ya sería hora!